Saltar al contenido

LA CONQUISTA DEL MIEDO

Decía Nelson Mandela: “No es valiente quien no tiene miedo sino quien sabe conquistarlo”. Todos, sin excepción, sentimos miedo, incluso las personas más valientes tienen miedos que superar. Es un sentimiento  inherente, connatural al hombre y es bueno, es un mecanismo de defensa, de autoprotección ante muchos peligros, sobre todo cuando pones en riesgo tu integridad física. El miedo siempre te acompañará mientras sigas creciendo.

Por ejemplo, un niño pequeño no se quiere separar de sus padres e ir con desconocidos por miedo a perderlos, llora indiscriminadamente cuando su mamá o papá le dejan sólo en la escuela infantil y necesita ese periodo de adaptación para observar que sus padres confían, están felices, seguros y ven bueno para él que esté allí y, que por tanto, si para mis papás esto es bueno para mí quiere decir que no he de tener miedo y sentirme seguro. Además, las señoritas son buenas conmigo, mis papás confían  en ellas por tanto, yo debo confiar en ellas y los demás niños están también tranquilos y sonrientes. Todo este ambiente y serie de circunstancias que se producen alrededor del niño le están transmitiendo que NO TIENE que SENTIR MIEDO, debe SENTIRSE SEGURO. Si aun así el niño sigue con miedo entonces algo va mal, no funciona pues el miedo y la inseguridad le están paralizando de tal modo que hay un desequilibrio en el desarrollo natural de ese niño. Nosotros, al igual que los niños tenemos nuestros miedos y en consulta con frecuencia me lo encuentro… ¿Tienes miedo a algo tangible, a subir a un avión, acercarte a un perro…? O quizá tienes miedo al fracaso, a fallar, a quedar en ridículo delante de tus amigos, al cambio o a algo más difícil de determinar. Independientemente de lo que se tenga miedo tienes que aprender a reconocerlo para poder enfrentarte a ello, crecer y mejorar como persona.

«Ten miedo de no hacer nada y quedarte en el camino» Lo que el miedo no puede hacer es paralizarte porque entonces es cuando ese miedo es negativo, ya no es natural. El miedo hay que combatirlo, no dejarse atrapar por él porque cuando te atrapa primero te paraliza, te hiere y luego te mata. Quien no avanza o se para, retrocede. Por eso, hay que enfrentarse a los miedos.

Los miedos se generan en el pensamiento, son emociones y muchos de ellos son falsas creencias o pensamientos catastróficos generados por inseguridades personales que aumentan conforme te dejas invadir por dicho miedo, llegando a generar grandes angustias que impiden llevar una vida normal. En cuyo caso, puede llegar a convertirse o se convierte en un miedo patológico.

Cómo vencer los miedos

1º No escapes del miedo ni lo niegues pues huyendo no desaparecerá por sí sólo, es más, aumentará, llegarás a tener miedo al miedo. Reflexiona y enfréntate a él. ¡Afróntalo!

2º Identifica a qué tienes miedo o qué es lo que te provoca miedo.

Para ello hazte amigo de tus miedos, permítete sentirlo en tu cuerpo, obsérvalo, identifica cómo se manifiesta y cómo reaccionas tú ante él para posteriormente poder normalizarlo como una emoción molesta y pasajera.

3º Y normalizarlo es aprender a convivir con él y  aceptar que está ahí para poder comenzar a vencerlo o controlarlo.

4º Mira al miedo como una oportunidad de crecimiento y maduración personal. Tus miedos son grandes maestros que te desafían a ir más allá de ti mismo, es decir, a tener afán de superación personal.

5º Saber que siempre te acompaña en cualquier decisión que tomes, por pequeña que sea. Por eso, aunque en ocasiones éste sentimiento te desborde, es fundamental aprender a vencer el miedo para que éste no te paralice.

6º Aprende sencillas técnicas de relajación y respiración que te ayudarán en ese proceso largo de normalizar tus miedos pues ten por seguro que “Roma no se conquistó en un día” como tus miedos tampoco pero, como todo en esta vida, requiere esfuerzo que forja el carácter y la voluntad de manera muy positiva.

7º  Así encontrarás la ayuda y la respuesta a tus miedos y te conquistarás a ti mismo.

Siempre les digo a mis clientes: “Si esto te da miedo ¡adelante! Significa que vamos por buen camino”. ¡Ánimo y al toro!